Un “Film” sobre la percepción
El
cortometraje llamado “Film” dirigido por Alan Schneider (1964) y escrito por Samuel Beckett (1963), me pareció muy interesante porque no es una superproducción de las que
estamos acostumbrados, es una producción muy sencilla, no cuenta con música ni
tampoco con diálogos, pero posee un mensaje muy claro y éste llega al público que la esté observando.
El
tema del ser percibido por el otro, es un tema que me llegó mucho y que lo
quise analizar y entender un poco más, hay una frase que dice: “Esse est
percipi”, que significa: “Ser percibido es existir”. El cortometraje nos
muestra a un hombre de avanzada edad, cansado y que trata de ocultarse a toda
costa de las miradas de las personas, como queriendo no ser visto, pero, ¿es
esto posible?, ¿realmente podemos pasar desapercibidos por el mundo?
Al
parecer, es imposible lograr este cometido porque la esencia de las cosas es
ser percibidas y la del espíritu es percibir (López, 2014). Si somos creados
para ser percibidos, ¿porque este personaje trata de desvanecerse del mundo?,
¿porque trata de ser un fantasma?
En
una de las escenas del cortometraje se nos muestra a este hombre irrumpiendo
violentamente en su apartamento, se fija que en aquella habitación existen
elementos que lo observan o que lo perciben que es lo mismo, tenemos un espejo,
una estampa de Dios, un gato, un perro, una jaula con un loro, la cama, la
mecedora, una ventana, y la pecera. El hombre los observa y de pronto se desata
en él una ira irracional y empieza a quitar todos los elementos que para él son
intimidantes, descolgó el espejo de la pared, tiró la estampa de Dios, sacó a
los animales, y se sumergió en una especie de danza por toda la habitación,
tapando la jaula con una manta, y también la pecera.
Pero
aún falta un elemento por tapar y es la ventana, entonces vemos que el personaje
hace una serie de piruetas para intentar llegar a esta sin que dé con su
rostro, cuando lo logra, el cuarto se convierte en un vacío total, la soledad
llega cual tirana y se adueña del lugar convirtiendo a este hombre en uno más
de sus miles de esclavos, el hombre jala su mecedora y la coloca en medio de la
habitación y se sienta despacio, lo vemos permanecer ahí sentado por un largo
tiempo, se nos muestra de espaldas, solo parece estar reflexionando, cuando nos
lo muestran un poco más de cerca, podemos observar que en sus manos tiene unas
fotografías, las empieza a pasar para nosotros, ahí se encuentran retratos de
él, que develan sus etapas de desarrollo, como bebé, como niño, como
adolescente y así sucesivamente hasta terminar en la edad actual.
Esta
es la primera vez en todo el cortometraje que vemos al hombre, y lo percibimos,
en su cara hay una cierta pena producida por los retratos, intuimos por su
mirada y la forma que tomó su rostro después de ver las fotografías que es un hombre desgastado por la vida, un
hombre que perdió o desperdició el poco tiempo que tenía, tal vez ésta sea la
excusa que sustente la idea de este hombre de no querer ser, y por lo tanto no
ser percibido.
Esta
idea de no haber aprovechado o de haber desperdiciado el tiempo que tenía, causa
en su conciencia una suerte de depresión que no le permite ver la realidad, y
es él quien elige estar así, según Berkeley (s.f.) “la causa del mal es
atribuida a la voluntad de los hombres, a su capacidad de elegir.”
Entonces
podemos decir que la actitud de este hombre del cortometraje no es otra más que
la de intentar huir de una idea o de un pasado que lo atormenta, cuando en
realidad es él quien tiene la capacidad de elegir entre vivir queriendo
desvanecerse del mundo o afrontar estas ideas y seguir adelante.
Ahora
esto de las percepciones pueden ser muy distintas en las personas, yo puedo
percibir algo de una forma totalmente diferente de lo que otra persona puede
percibir, un individuo puede experimentar directamente un color, por ejemplo,
el naranja de una corbata, mientras que otra persona lo vea más como rosa por
alguna u otra razón. Esto nos muestra que nuestras experiencias de cualidades
primarias pueden variar mucho entre diferentes personas, y que en realidad las
cualidades de un objeto no tienen
constancia a través de la percepción. (Berkeley s.f.).
Así
entonces podemos ver que las percepciones son subjetivas dependiendo de cada
persona, mi percepción sobre la actitud del hombre del cortometraje puede
llegar a ser totalmente distinta de la que otra persona tenga, incluso de la
misma percepción que el personaje tenga, pero después de todo esto, es
importante tener en cuenta que el sólo hecho de estar vivos nos hace ya seres
percibidos, es decir yo no puedo escapar de la percepción de mí mismo, y si no
quiero ser percibido, debo romper toda memoria, todo recuerdo de mi mente y eso
es algo imposible.
Estamos
en este mundo para ser percibidos, y para percibir a otros, y no debemos tratar
de ocultarnos en nosotros mismos, en nuestras ideas; al contrario, debemos
compartirlas y formar parte de este mundo de seres imperfectos que juntos vamos
construyendo un camino hacia una realidad.
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